
Al norte de África y en el Mar Mediterráneo se encuentra Argelia. Su paisaje varía desde la fértil región norteña con sus montañas y bosques, donde viven los jabalíes y los chacales. En la llanura de la costa nace la vid, y a medida que se avanza hacia el sur el paisaje se vuelve más árido y finalmente el desierto del Sahara, que ocupa el 85% del territorio y es poblado por pocos nómadas, que viven de rebaños de cabras y camellos.
Varias culturas antiguas gobernaron en Argelia, las tribus bereberes fueron los primeros habitantes y a ellos se le atribuye el cultivo del trigo, la mantequilla añeja y cocida, y el consumo de dátiles. Con la llegada de los cartagineses se introdujo la sémola de trigo, y los bereberes crearon el cuscús, que se convirtió hasta el día de hoy en el plato nacional de Argelia.
Ciertamente, la historia de un pueblo como Argelia se manifiesta y deja su huella en la gastronomía del país. Las tradiciones árabes se reflejan en crear platillos como la Baiya árabe, que consiste en arroz con mariscos, típico de la ciudad de Orán. Entre los platos típicos vale mencionar Chakchouka, que consiste en saltear en aceite de oliva, tomates, cebollas cubiertas con huevos y acompañado con pita; otro platillo tradicional es el Hairiri, una sopa de cordero con verduras y especias; el Mechoui, carne sazonada y asada. No pueden faltar los dulces como Makroudh, es un dulce con la forma de diamante, elaborado con masa de sémola y harina, rellena de nueces, dátiles y almendras, se consume especialmente en ocasiones importantes como el Ramadán. Hay que recordar que Argelia es un país netamente islámico.